viernes, 14 de marzo de 2014

RUSIA Y CRIMEA

RUSIA Y CRIMEA

La guerra de Crimea fue un conflicto bélico entre el Imperio ruso, regido por la dinastía de los romanos y la alianza del Reino Unido, Francia, el Imperio otomano y el Reino de Piamonte y Cerdeña.  Sus ejércitos atacaron a las tropas rusas cerca del Danubio, La destrucción de la flota turca y la amenaza de una expansión rusa alarmó definitivamente a Francia y al Reino Unido, quienes fueron en defensa del Imperio otomano. La destrucción de la flota turca y la amenaza de una expansión rusa alarmó definitivamente a Francia y al Reino Unido, quienes fueron en defensa del Imperio otomano. En virtud de los tratados negociados durante el siglo XVIII, Francia era el guardián de los católicos romanos en el Imperio otomano, mientras que Rusia era el protector de los cristianos ortodoxos. Durante varios años, los monjes católicos y ortodoxos se disputaron la posesión de la Basílica de la Natividad y la Iglesia del Santo Sepulcro, en Palestina. Durante los años 1850 ambos lados hicieron demandas que el sultán no podía satisfacer simultáneamente. Las motivaciones reales de esta guerra fueron, como en cualquier otra guerra de la Edad Moderna, geoestratégicas y económicas. El Imperio ruso no tenía acceso naval al mar Mediterráneo sin permiso del Imperio otomano, que controlaba los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos. Desde tiempos de Pedro el Grande, Rusia buscaba la salida al mar. Con Pedro I los rusos habían accedido al mar Báltico, a costa de los suecos, y con Catalina II al mar Negro, a costa de los turcos. En ambos mares los rusos habían proyectado una indiscutible hegemonía naval. Ahora Rusia había puesto sus ojos en el Mediterráneo, lo cual no fue del agrado de Francia y del Reino Unido, que mantenían importantes intereses vinculados al dominio naval, como por ejemplo la conexión con las colonias africanas y de Oriente Medio.

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